
El sistema digestivo es de vital importancia para el funcionamiento de todo el cuerpo, y en el caso de la fertilidad, esto no deja de ser cierto.
En nuestro sistema digestivo, tenemos una diversidad de microorganismos que ejercen funciones beneficiosas no únicamente en nuestros intestinos, sino en muchas partes del cuerpo. Estos microorganismos pueden ser desde bacterias hasta parásitos, los cuales son específicos para cada ser humano. Esto es llamado microbiota intestinal.
Coloquialmente la conocemos como flora intestinal, sus funciones favorecen al equilibrio del cuerpo a través del proceso digestivo y ayuda al sistema inmune para protegernos contra microorganismos externos. De igual manera, puede contribuir con el sistema reproductivo por medio de la interacción con algunas de sus hormonas.
Microbiota intestinal y sistema reproductor
Los estrógenos y andrógenos, son algunas de las hormonas con las que trabaja la microbiota intestinal para establecer el equilibrio del cuerpo humano. Cuando hay algún desbalance que afecte directamente a los microorganismos que componen la microbiota, puede ocasionar enfermedades que terminan afectando al sistema reproductor.
Algunos ejemplos de estas afecciones pueden ser las complicaciones durante el embarazo, el síndrome de ovario poliquístico (SOP), e incluso el cáncer. A pesar de que aún no se tiene claro cómo se conectan, se ha logrado determinar que la microbiota intestinal tiene una fuerte relación entre estas complicaciones.
Como se mencionaba anteriormente, los estrógenos tienen una fuerte relación con los microorganismos intestinales, principalmente las bacterias. Esta podría ser una de las razones por las cuales cuando hay un consumo elevado de antibióticos, se ven afectadas estas hormonas.
Al verse alterada la microbiota intestinal, puede dar paso a enfermedades causadas por los estrógenos, algunos ejemplos son la obesidad, problemas del corazón y del metabolismo, infertilidad y hasta deterioro cognitivo. Estos son solo algunos de los ejemplos sobre cómo un desajuste en microorganismos intestinales y los estrógenos pueden causar complicaciones graves en el sistema reproductor.
Asimismo, los andrógenos también influyen en la regulación de la microbiota y a su vez, la microbiota puede modificar funciones de los andrógenos. Especialmente cuando hay una elevación de estas hormonas que conlleva a varias enfermedades, como el síndrome de ovario poliquístico, el acné, la pérdida de la ovulación, entre otras, se ha observado alteraciones en los microorganismos intestinales.

Obesidad y microbiota intestinal
Ahora bien, se tiene claro que la alimentación afecta directamente en la microbiota, incrementando el riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad. Esto tiene una amplia asociación con las enfermedades reproductivas en las mujeres, especialmente con las que causan infertilidad.
En diversos estudios se han descrito los mecanismos por los cuales la obesidad interfiere en la fertilidad de las mujeres, y cómo estos se dan a través de las disfunciones en hormonas sexuales, el desarrollo de ovocitos, los procesos de implantación, entre otras.
Asimismo, la microbiota intestinal de una mujer embarazada con obesidad puede generar complicaciones graves, y puede transmitir estos microorganismos al bebé, incrementando el riesgo de que desarrolle enfermedades en el futuro.
Recomendaciones para mejorar la microbiota intestinal
La microbiota intestinal puede influir en muchas funciones del cuerpo humano, lo que puede incrementar la posibilidad de desarrollar enfermedades ajenas al sistema digestivo.
Esta relación con los diversos sistemas del cuerpo son lo que determina la salud de cada persona, por lo que es importante poder desarrollar una buena flora intestinal. Para lograr esto, se pueden seguir varias recomendaciones:
Alimentación saludable
Todo lo que comemos afecta de manera directa a nuestra microbiota intestinal. Lo ideal, es consumir alimentos con una buena cantidad de fibra, ya que mejora las funciones de los microorganismos de nuestros intestinos, además de disminuir la inflamación.
Productos como las carnes rojas, lácteos con alto contenido de grasa y comida frita, pueden incrementar el desarrollo de microorganismos que nos causan enfermedades, además de disminuir aquellos que son buenos para nuestro cuerpo.
Consumir probióticos y prebióticos
Los probióticos prácticamente son los microorganismos vivos que ayudan a mejorar los que ya tenemos en nuestra microbiota. Se suele encontrar como suplemento alimenticio en farmacias o en tiendas naturistas. También puedes consumirlos en productos fermentados como el yogurt, la kombucha, el pan de masa madre, entre otros.
Los prebióticos, son un tipo de alimento destinado a que nuestra microbiota lo utilice para poder realizar sus respectivas funciones de manera adecuada. Contienen una alta cantidad de fibra y se pueden encontrar en alimentos como los granos, los plátanos, las hojas verdes e incluso en el ajo y en la soya.
Someterse a un trasplante de microbiota
Esta recomendación es para personas que ya han desarrollado complicaciones debidas a un mal equilibrio de la microbiota, por lo que debe ser estrictamente realizado por un profesional de la salud.
Su objetivo es restablecer por completo la flora intestinal por medio de un tratamiento que, en la actualidad, está dirigido hacia una bacteria en especial.
Estas recomendaciones deben consultarse con un especialista en nutrición, ya que ellos pueden brindar la estrategia que más se adecue a su caso específico.
Sin embargo, la alimentación es una de las maneras más importantes para cuidar a la microbiota y con esto, prevenir gran cantidad de enfermedades que puedan llevar a desarrollar infertilidad.