La vagina:
La vagina es un tubo muscular ubicado dentro del cuerpo de la mujer que va desde el cuello uterino hasta la abertura vaginal.
Llevar una buena higiene ayuda a mantenerla limpia y saludable. Pero, ¿cómo lograrlo?
Aquí te cuento más al respecto:
Una mujer puede mantener una buena salud vaginal si tiene una buena salud en general, lo cual incluye una dieta saludable y ejercicio. El ejercicio normal, como caminar y correr, ayuda a tener una buena función vaginal, ya que tonifica el piso pélvico y asegura una buena salud general.
Secreciones vaginales o secreción:
La vagina está diseñada para mantenerse limpia con la ayuda de las secreciones naturales.
Sí, hay que analizar cómo son estas secreciones, pues en ocasiones pueden ser signos de infecciones de transmisión sexual, por lo que se recomienda acudir al doctor por revisiones periódicas.
Los cambios en la cantidad de secreciones pueden ser 100 por ciento hormonales, es decir, que están vinculados al ciclo menstrual, al embarazo o la menopausia. Cuando el ovario libera un óvulo, la secreción generalmente se vuelve más gruesa y elástica, como la clara de huevo cruda.
Una secreción saludable no tiene olor o color fuerte. Probablemente te sientas incómoda con la humedad, pero no es un signo de preocupación hasta que sientas picazón o dolor alrededor de la vagina, en ese caso, te recomiendo que consultes con tu médico.
Bacterias en la vagina:
Es real: existen muchas bacterias dentro de la vagina y están ahí para protegerla. La vagina contiene más bacterias que cualquier otro lugar del cuerpo, pero están ahí por una razón.
La microbiota vaginal de la mujer adulta se compone de cien millones a mil mi millones de microorganismos por milímetro de secreción vaginal. La mayor parte de esta flora está representada por bacterias, esencialmente del tipo llamado lactobacilos, que son las que verdaderamente garantizan la buena salud de la vagina. Pero la microbiota es frágil y puede verse perturbada por numerosas situaciones: un tratamiento con antibióticos, cambios hormonales una higiene inadecuada, el estrés, el cansancio, el tabaco, la actividad sexual…
Un desequilibrio de la microbiota provoca la aparición de infecciones muy conocidas y a menudo recurrentes: micosis, vaginitis, cistitis etc. Y lo que es más grave, puede ser determinante en partos prematuros y enfermedades de transmisión sexual (ETS), como el sida e infertilidad.
La vulva:
La vulva incluye los labios vaginales, el clítoris, la abertura vaginal y el orificio uretral (por donde se orina). Si bien la vagina es solo una parte conectada a la vulva, muchas personas dicen “vagina” cuando, en realidad, están hablando de la vulva. Sin embargo, en la vulva hay muchas cosas más aparte de la vagina.
No hay 2 vulvas que sean iguales.
El útero:
El útero es una pequeña bolsa triangular ubicada detrás de la vagina y conectada con los ovarios a través de las trompas de Falopio. Es la parte dedicada a la procreación por excelencia. La cavidad uterina comienza a la altura del cuello, prosigue por el cuerpo del útero, situado en la pelvis, y termina en el fondo uterino. A ambos lados de la zona superior del útero meros a la altura de los «cuernos» uterinos, se abren dos pequeños orificios directamente conectados a las trompas de Falopio, que cada mes transportan los óvulos durante la ovulación, gracias a un pasillo rodante de cilios vibrátiles. Es la perfección de la naturaleza.
Esta fase de ovulación se produce habitualmente catorce días antes de la regla. Los estrógenos permiten que algunos ovocitos maduren y engorden, y la pared del útero se hace más espesa. Un solo óvulo seguirá desarrollándose más y se desprenderá del ovario para llegar a la trompa que conecta el ovario al útero.
La naturaleza realiza entonces una nueva proeza en ese estadio, y es que imagina mil subterfugios para que la fecundación se realice. En este periodo, la mujer segrega más abundantemente una sustancia hipernutritiva, el moco uterino, para ayudar a los espermatozoides a vivir más tiempo. En ese estadio, su fertilidad es máxima. Cuando el óvulo es fecundado, se transforma en embrión. La mucosa del útero, que ha ido tomando cuerpo durante toda la primera parte del ciclo, puede entonces acogerlo y permitir su nidación en un capullo algodonado.
- La vulva protege esta frágil zona y el vello es un escudo anatómico inestimable. Por eso la depilación total no es una buena idea.
- La vagina puede aumentar 50% de largo durante la penetración.
- La lubricación llega a su máximo nivel durante la excitación. La vagina se cubre entonces de un líquido lubricante (o «rocío de deseo») que facilita la relación sexual y que proviene de las venas que rodean la vagina y que se hinchan por efecto de la excitación, lo que causa que brote el citado líquido... Varias glándulas vienen de refuerzo: las glándulas de Bartolino (situadas entre los labios menores y el himen) y las glándulas de Skene (alrededor del orificio urinario).
- La mayoría de las mujeres alcanza el orgasmo con el clítoris y no con la vagina.
- La vagina se limpia sola. Pero la vulva no, de ahí la importancia de comprar productos específicos de higiene Íntima.
¿cómo llevar a cabo la higiene de la mejor forma?
Lo primero: evita los jabones y geles perfumados, así como toallitas perfumadas y desodorantes vaginales, ya que pueden afectar el equilibrio de las bacterias y los niveles de pH en la vagina y, por ende, causarte irritación.
Te recomiendo usar jabones sin perfume para lavar la vulva suavemente todos los días. Finalmente, como mencioné anteriormente, la vagina se limpiará dentro de tu cuerpo con secreciones naturales.
Otra de mis recomendaciones es que, durante tu período, realices aseos periódicamente. También es importante mantener limpia el área perineal entre la vagina y el ano, recuerda que siempre la limpieza se realiza de adelante hacia atrás.
Y, por último, recuerda siempre, siempre, siempre tener sexo seguro. Algunas bacterias y virus pueden ingresar a la vagina durante las relaciones sexuales. Lo más recomendable es utilizar un condón para evitar el contagio de clamidia, gonorrea, herpes genital, verrugas genitales, sífilis y VIH. Sí, aunque sea tu pareja estable, a menos que ambos se hagan exámenes periódicos para confirmar que no hay presencia de ninguna de estas infecciones. Más vale prevenir que lamentar.