¿Cómo afecta el estrés a mi fertilidad?

El estrés, pueden ser un factor causal de infertilidad. Aún no existiendo estudios científicos que lo avalen, pero es importante reconocer que la imposibilidad de concebir un embarazo no sólo está asociado a limitaciones biofísicas.

El estrés influye en las reacciones de diversos ejes neuroendocrinos, así como también interacciona con otros sistemas hormonales y neurobiológicos. A largo plazo producen sobrecargas alostáticas, que significan, cambios en la estabilidad de sistemas fisiológicos importantes con consecuencias negativas que pueden afectar a la fertilidad.

Es muy importante saber diferenciar entre el estrés constante y el estrés repentino. Si tu nivel de estrés es elevado pero bastante constante, lo más probable es que tu cuerpo se acople a ese ritmo y posiblemente sigas ovulando en cada ciclo (claro que este efecto puede variar de mujer a mujer), y el estrés repentino es cuando presencias cualquier tipo de  experiencia negativa, como por ejemplo, un accidente o la muerte de un ser querido.

También es importante mencionar que el estrés no es solamente una reacción a algo negativo, también existe estrés positivo, el cual  puede retrasar tu ovulación. Por ejemplo, durante los preparativos nupciales, muchas mujeres aseguran que sus ciclos hacen cosas raras porque se sienten muy felices y/o nerviosas con el día de su boda. Los hombres tampoco se libran, el estrés puede influir negativamente en la calidad de su líquido seminal

Existen diversas hormonas implicadas en la fertilidad que se podrían ver alteradas en situaciones prolongadas de estrés, conozcamos algunas:

  • Progesterona: Interviene en la regulación del ciclo menstrual y prepara el útero para la implantación del ovulo fecundado. Su disminución debido al estrés afecta también a la falta de deseo sexual, entre otros efectos.

  • Testosterona: Es la hormona sexual masculina por excelencia. Niveles de estrés prolongado reducen la producción de testosterona, inhibiendo el deseo sexual y provocando disfunción eréctil.

  • Estrógenos: Son hormonas sexuales femeninas. Al bajar el nivel de estrógenos produce una disfunción sexual, alteraciones de la menstruación y perdida de la ovulación.

  • Cortisol: Es la hormona del estrés. Las mujeres con altos niveles en esta hormona tienen alteraciones en la ovulación o incluso anovulación (ausencia de ovulación). En el hombre puede provocar una disminución de testosterona, y un aumento de radicales libres, que puede afectar a la calidad seminal. Hay que tener en cuenta que la producción y desarrollo de espermatozoides tiene una duración de dos meses y medio, por lo que las consecuencias del estrés afectarán a los espermatozoides dos meses y medio más tarde. En caso de estrés crónico, puede verse alterado, tanto el volumen de eyaculado como el recuento de espermatozoides.

  • Prolactina: Esta hormona, puede aumentar sus niveles (hiperprolactinemia) en situaciones de estrés mantenido en el tiempo. La hiperprolactinemia inhibe la liberación de hormonas del hipotálamo, encargadas de producir estrógenos y por tanto puede afectar a la fertilidad.

Los problemas de fertilidad y concepción han sido tratados habitualmente en sus dimensiones biomédicas. Sin embargo, estos problemas reclaman cada día mayor intervención de equipos interdisciplinarios que permitan una atención integral, con el fin de aumentar sus probabilidades de lograr un embarazo.

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