Análisis de semen: más que solo un conteo de espermatozoides

Antes, el análisis de semen solo contaba el número de espermatozoides, mientras que hoy en día busca mucho más, incluyendo la motilidad (la capacidad para moverse y nadar de prisa) y la morfología (formación). Una mala motilidad (astenozoospermia) puede significar que los espermatozoides no puedan nadar en línea recta o lo bastante rápido.

¿Cómo se clasifican los espermatozoides?

Se clasifican en cuatro niveles de motilidad (llamada progresión):

  • En el nivel A muestra una progresión rápida en línea recta.
  • En el nivel B tiene una progresión lenta con movimiento errático.
  • En el nivel C no progresa: se retuercen, pero no avanzan.
  • En el nivel D no tienen motilidad y no se mueven en lo absoluto.

Los espermatozoides se clasifican según el porcentaje de cada nivel. Unos niveles normales de motilidad exigen que al menos el 25% esté en el nivel A o que el 50 % esté en los niveles A y B combinados. Si más del 50 % está en los niveles C y/o D, el hombre tiene un problema de fertilidad.

¿Cómo afecta el estilo de vida a la motilidad de los espermatozoides?

Una mala motilidad puede ser consecuencia de factores relacionados con el estilo de vida, como:

  • Consumo de drogas

  • Abuso del alcohol

  • Tabaquismo

  • Radicales libres en la dieta.

  • Mala Alimentación

  • Sedentarismo

  • Pocas horas de sueño

Los recuentos espermáticos revelan el número real de espermatozoides que produce un hombre. Cuando el recuento es bajo (menos de 20 millones por mil), se da lo que se llama oligozoospermia, mientras que la azoospermia se refiere a una ausencia completa de espermatozoides apreciables.

El estilo de vida en general, alimentación, suplementación adecuada, activación física, higiene del sueño, hidratación y control del stress, permitirán al hombre mejorar su calidad espermática en todos los sentidos.

ACIDEZ, AGLUTINACIÓN, ANTICUERPOS Y LEUCOCITOS EN EL SEMEN

¿Para qué sirven los análisis de esperma?

  • Los análisis de esperma son cada vez más sofisticados y pueden utilizarse para detectar todo un abanico de factores susceptibles de afectar a la fertilidad. Estos análisis revelan una información muy valiosa que puede incluir:
  • Acidez del semen (suele ser alcalino, con un pH de entre 7, 2 y 8).
  • Aglutinación: significa que los espermatozoides con motilidad se pegan entre sí, y suelen indicar la presencia de anticuerpos antiespermáticos, proteína que recubren los espermatozoides y se fijan al moco cervical, impidiendo que estos avancen hacia un óvulo o lo fecunden.
  • Presencia de anticuerpos: no suelen estar presentes en el semen; sin embargo, pueden causarlos una lesión o una intervención quirúrgica, como la reversión de una vasectomía o la cirugía de una hernia, en que una rotura en la barrera sangre-testículos permiten la mezcla de sangre y tejido testicular. Cuando los anticuerpos están presentes a niveles relativamente altos, la fertilidad puede verse afectada, pues impide que se muevan los espermatozoides y pueden cubrirles la cabeza, dificultando el reconocimiento del òvulo y su fecundación.
  • Concentración de las células redondas (células espermáticas inmaduras o leucocitos). Una concentración elevada tal vez indique una infección, que, si es grave, puede causar daños permanentes.

ANALISIS DE SEMEN ESPECIALIZADOS

Ahora existen pruebas de esperma muy detallada que se recomienda realizar en el hombre para tener la mayor certeza de la calidad del esperma.

Uno de ellos es la Fragmentación del ADN.

El ADN es el material genético transportador en nuestros cromosomas y, aunque el óvulo puede seguir siendo fecundado por un espermatozoide que presente leves daño en el ADN, los daños más graves significan que el espermatozoide no puede fecundar el óvulo, o que el embrión resulte incompatible con la vida y se produciría un aborto.

Hoy en día los científicos pueden realizar controles del esperma para detectar una fragmentación del ADN o anomalías cromosómicas. Se supone que entre 2 y un 13% de los espermatozoides presentan anomalías genéticas y, aunque la edad puede aumentar la cifra, factores medioambientales y relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo y el consumo de alcohol, también pueden afectar de forma significativa al porcentaje de espermatozoides anómalos.

Cuando los daños en el ADN no tienen un origen genético, puede causarlos la presencia de radicales libres en nuestra dieta y en el medio ambiente. Sin embargo, con un cambio en el estilo de vida, muchos hombres pueden reducir la cantidad de espermatozoides anómalos y mejorar su fertilidad.

La otra prueba es de Aneuploidía.

Esta se produce cuando hay uno o más cromosomas de más o de menos. Esta circunstancia provoca anomalías genéticas, algunas de las cuales son incompatibles con la vida; otras, como la trisomía 21 (o síndrome de Down) provocan una anomalía fetal. Existe un mayor índice de Aneuploidía en los espermatozoides con ADN fragmentado y hay dos pruebas muy especializadas que pueden determinarlo: un test de dispersión de la cromatina (SCD) y una prueba de hibridación in situ con fluorescencia (FISH).

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